La trampa de la normalización
En el viaje de Maria hacia el amor propio, se enfrenta a un obstáculo común, pero insidioso: la normalización de lo anormal. Por años, Maria ha vivido en un ambiente de control, dependencia económica y desrespeto, y se ha hecho creer que esta es la norma, la realidad a la que debe ajustarse.
Esta es una trampa en la que muchas personas caen. Cuando estamos inmersos en un ambiente por tanto tiempo, puede ser difícil ver sus defectos. Puede ser incluso más difícil imaginar un mundo más allá de él.
Maria ha aceptado ciertos aspectos de su vida como «normales»: un esposo controlador, dependencia económica y la creencia de que, por el bien de sus hijos, debe mantener la fachada de un matrimonio «feliz». Pero este no es el estado normal ni saludable de las cosas.
El amor propio y el despertar
Aquí es donde el amor propio puede jugar un papel fundamental. Al cultivar el amor propio, Maria puede comenzar a cuestionar las «normas» que se le han impuesto. Puede comenzar a ver que merece más que el control y la dependencia, merece respeto, independencia y libertad.
El primer paso en este proceso es despertar. Maria necesita despertar a la realidad de su situación y reconocer que, aunque pueda parecer normal debido a su duración, no lo es.
Los hijos, a menudo, se usan como excusa para postergar decisiones difíciles. Maria cree que si su esposo se va, los hijos sufrirán. Sin embargo, es vital recordar que los niños también pueden crecer y entender las situaciones reales de la vida y no ocultarles a expensas de su propia felicidad la verdad y el por que de todo. Un hogar donde hay tensión, poco respeto y desequilibrio de poder no es el ambiente más saludable precisamente.
Al cultivar el amor propio y al tomar decisiones para mejorar su propia vida, Maria también está mejorando la vida de sus hijos. Les está mostrando que es importante valorarse a uno mismo, establecer límites y no aceptar menos de lo que merecen.
El amor propio no solo beneficia a Maria, también proporciona un modelo a seguir para sus hijos, uno que promueve la salud emocional y la autoestima y el crecimeinto continuo en derechos que no se negocian.
Continuará…
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